“No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate qué puedes hacer tú, por tu país” (JFK).
Michoacán es uno de los estados con más organizaciones de la sociedad civil a nivel nacional –presenta más de 500 registradas de un total de más de 10 mil– y sus principales problemas de desarrollo son de diversa índole: pobreza (donde las estadísticas del Coneval de 2018-2020 indican una disminución de cuatro puntos porcentuales al pasar de 40.9%, equivalente a un millón 905 mil habitantes, a 36.9%, equivalente a un millón 770 mil personas), pobreza extrema (en ese mismo lapso incrementó de 5.3 a 7.6%, al pasar de 248 mil personas, a 364 mil), marginación, desempleo, deterioro del medio ambiente, violaciones a los derechos humanos, falta de vivienda, rezago educativo (de 2018-2020 pasó de 27%, equivalente a un millón 262 mil, a 29.4%, un millón 374 mil), ausencia de calidad educativa, migración, no respeto a las identidades socioculturales, sobre todo falta de reconocimiento de la Ley Indígena (defensa real de la tenencia de la tierra, los derechos y la cultura indígena y la autonomía de sus comunidades), ausencia de un mercado solidario y justo para los productores rurales pobres, falta de un ingreso digno e inseguridad pública, entre otros.
Las organizaciones de la sociedad civil son expresión de democracia. A través de ellas los ciudadanos encuentran cauces de participación y se comprometen con la construcción de su sociedad. Son el instrumento que tienen los ciudadanos para participar, junto con el gobierno, en la edificación del Estado mexicano, tal y como hizo Benito Juárez en su tiempo, aunque bajo circunstancias diferentes.
Las organizaciones necesitan contar con el valor agregado en términos de competencias concretas, transparencia y rendición de cuentas que les permitan legitimar sus acciones frente a otros ciudadanos y a las instituciones.
“A una nación se le conoce por los hombres que produce, pero también por los hombres a los que honra” (JFK).
Como bien sabemos, John F. Kennedy es uno de los políticos liberales más recordados del siglo XX, debido a que en sus discursos, desde mi perspectiva, hablaba a la gente sobre la libertad como aquél genuino valor alcanzable para todos y que dignifica al ser humano.
En 1963 hizo la siguiente pregunta a los allí reunidos. «¿Cómo podemos ayudar a mejorar la vida de los demás? Los seres humanos debemos ir siempre avanzando antes de abandonar esta vida. El mejor plan para defender a nuestro país de las agresiones externas e incrementar su fortaleza, es lograr el mayor desarrollo de los propios recursos y capacidades humanas. Debemos perseguir siempre los mismos objetivos: preservar y extender nuestra libertad, elevar nuestro bienestar a un grado tan alto como nuestros recursos lo permitan».
En otro discurso pronunciado en Berlín dijo que la libertad está llena de dificultades y la democracia no es perfecta, pero no es necesario levantar un muro para evitar que la gente se quede o se vaya. Cito:
«Vivimos en una isla de libertad, pero tú formas parte de un mundo mayor, por eso déjame pedirte algo […]: que mires más allá de las dificultades de hoy a las esperanzas del mañana, más allá de la libertad de esta ciudad […] al avance de la libertad, más allá del muro hasta el día de la paz justa, más allá de ustedes y de nosotros mismos, mira a toda la humanidad. La libertad es indivisible y cuando un solo hombre es esclavo, no todos somos libres».
“Un hombre inteligente es aquél que sabe ser tan inteligente como para contratar gente más inteligente que él” (JFK).
Otra característica de los grandes líderes es que su actividad política está sustentada por la educación.
Y en lo que respecta al personaje que inspiró el nombre de “Juárez Siglo XXI”, una de sus frases más relevantes es cuando afirma: «Libre, y para mí sagrado, es el derecho de pensar. La educación es fundamental para la felicidad social; es el principio en el que descansan la libertad y el engrandecimiento de los pueblos».
Muchos hombres que han pasado a la posteridad es porque han desarrollado un profundo sentido de vida basado en la libertad, la educación y el servicio social, y han propuesto políticas públicas que involucran a la filosofía, la ciencia y la cultura, ya que esta sólida plataforma permite a los hombres expandir su conciencia, instruirse, desarrollarse en su profesión y crecer internamente hasta despertar esa sensibilidad que nos hace ser mejores personas, capaces de tender la mano a quienes vienen tras de nosotros con el deseo de construir un mundo mejor.
El filósofo judío-lituano Emmanuel Lévinas, en su obra Totalidad e Infinito, presenta una visión ética que intenta iluminar las conciencias y prácticas humanas en torno a la conducción real de sus vidas. Lévinas arremete con las ciencias que se presentan inequívocas en el discurso y absolutas para la práctica, pero totalmente ideológicas en torno a la verdad. No pretende decir que su contenido es absoluta verdad, sino brinda una apertura a la creación de un movimiento de responsabilidad ética hacia el Otro. El significado de Otro se refiere no a un Tú abstracto, sino a las personas cotidianas, que debemos enfrentar no como enemigos sino como hermanos. El Otro, en sentido más radical, son los que padecen física, psíquica y espiritualmente, los dejados en el camino por el sistema económico, político, cultural, social, religioso, étnico e ideológico.
Para entender a Lévinas, según él, debemos tener una idea clara sobre la obra de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, debido a la lucha constante de la lucidez contra la realidad común, a lo que Sancho Panza llama encantamiento, pues locura es no aceptar la verdad común. Y ante ello, debemos entender la lección de Don Quijote. Cito:
«Yo sé y tengo para mí que voy encantado, y esto me basta para la seguridad de mi conciencia, que la formaría muy grande si yo pensase que no estaba encantado y me dejase estar en esta jaula perezoso y cobarde, defraudando el socorro que podría dar a muchos menesterosos y necesitados que deben tener a la hora presente precisa y extrema necesidad de mi ayuda y protección».
Don Quijote nos enseña a ver, sentir y vivir no como el común, sino a emprender un camino de locura (que en realidad es cordura) para encontrarse con el Otro y apartarse de todas las ideologías de la racionalidad que aíslan las realidades humanas y sus dificultades más apremiantes.
En breve, el sentido de la vida nos la da el Otro, si viviéramos solos en el mundo nada tendría sentido para nosotros en lo individual, ya que es el Otro el que nos refleja lo que somos, sentimos, queremos ser, nos gusta o disgusta, y lo que nos hace felices e infelices.
Y de esto se trata entonces la actividad que debe realizar toda asociación civil.
Los invito a trabajar en “Juárez Siglo XXI”, teniendo como reto que en Michoacán la sociedad civil se constituya en un sujeto actor protagonista del desarrollo y de la gobernabilidad, trabajando con honestidad y transparencia bajo la observación de la Comisión de Honor y Justicia que integraremos desde el inicio de su funcionamiento, teniendo un genuino interés por propiciar en la gente el deseo de educarse, trabajar con pasión, generar un desarrollo económico que mejore su estatus social, y lograr un desarrollo humano interno que le permita vivir plenamente, consciente de sus potencialidades para convertirse en mejores personas y hacer de este mundo un mejor lugar para vivir.
“Amar la lectura es cambiar horas de hastío por horas de inefable y deliciosa compañía” (JFK).
Finalmente, quiero compartir con ustedes un fragmento de la obra El Profeta, del escritor libanés Khalil Gibran, sobre el significado del trabajo, narrado por su personaje central Almustafa.
EL TRABAJO
Entonces un hombre del arado dijo, «Háblenos del trabajo».
Y él respondió, diciendo:
Trabajas para mantener el ritmo con la tierra y con el alma de la tierra.
Porque estar parado es volverse desconocido para las estaciones, y salir del desfile de la vida que desfila con majestad y sumisión orgullosa hacia lo infinito.
Cuando trabajas eres la flauta por cuyo corazón el susurro de las horas se vuelve música.
¿Cuál de ustedes sería un junco, callado y silencioso, cuando todo lo demás canta al unísono?
Pero te digo que cuando trabajas, realizas una parte del sueño más lejos de la tierra, el cual te fue asignado a ti cuando ese sueño nació.
Y por seguir trabajando en verdad estás amando la vida,
Y amar la vida por el trabajo significa estar íntimo con el secreto más íntimo de la vida.
Pero si por tu dolor le llamas aflicción al nacimiento y al apoyo de la carne una maldición escrita en tu frente, entonces contesto que nada sino el sudor de tu frente te lavará lo que está escrito.
También te han dicho que la vida es tiniebla, y en tu cansancio repites lo que dijeron los cansados.
Y yo digo que la vida sí es tinieblas, salvo cuando hay impulso,
Y que todo impulso es ciego, salvo cuando hay conocimiento,
Y que todo conocimiento es vano, salvo cuando hay trabajo,
Y que todo trabajo es vacío, salvo cuando hay amor;
Y que cuando trabajas con amor te atas tú mismo a ti mismo, y a los otros […].
Y, ¿qué significa trabajar con amor?
Significa tejer el paño con hilos sacados de tu corazón, como si tu amado fuera a llevar ese paño.
Significa construir una casa con afecto, como si tu amado fuera a vivir en esa casa.
Significa sembrar las semillas con cariño y cosecharlas con alegría, como si tu amado fuera a comer las frutas.
Significa cargar todas las cosas que creas con un aliento de tu propio espíritu,
Y saber que todos los muertos benditos están alrededor de ti y mirándote. […]
¡El trabajo es el amor hecho visible!